FORMA TEMPORAL.
2006, DVD, vídeo instalación de tres canales, color, sonido, 5’ 2’’.
Intérpretes: Nicasio Gradaille, Diego García Rodríguez, Ana Cristina Lopes, Cristina Barriga, Elena González, Begoña González, Alba Barreiro, Rubén López, Pablo Salgueiro, Antonio Ocampo, David González. Cámara: Xoán Anleo. Edición: Roberto Martín Gálvez. Colaboración: Jorge Quintana, Conservatorio Superior de Música de Vigo. Localización: Conservatorio Superior de Música, Vigo. Estreno: Xoán Anleo. Mirar sen que nada responda, Galería Ad Hoc, Vigo, 2007.
Durante el curso 2005-2006 asistí a las clases de música contemporánea del Conservatorio Superior de Música de Vigo, lo cual me permitió presenciar los ensayos previos al concierto. Se presenta una narración en la que se une la imagen y el sonido. Se exige un esfuerzo para escuchar con la mirada, para percibir los canales auditivos y visuales con sus entrecruzamientos.
Los músicos a través del ensayo interiorizan la composición, con acuidad se adentran hasta los límites de lo sonoro, de los instrumentos musicales, explorando entre los sonidos, experimentando con los géneros, investigando nuevas prácticas. Un proceso personal que exige esfuerzo y concentración, y que en el concierto - como experiencia colectiva-genera múltiples sinergias.
La voz, su vibración en el espacio, permite experimentar el sonido con todo el cuerpo. El cuerpo se convierte en un medio para crear un espacio sonoro. La voz proporciona tensión emocional, un impulso que se expande y se agota; capaz de formar imágenes sonoras. El sonido -partiendo de que el silencio absoluto no existe- se muestra con todo su poder, su capacidad de ocupar el espacio y como no, con capacidad de subvertirlo.
El proceso cognitivo de la escucha conecta el inconsciente con el espacio exterior. Se establece una conexión entre los sonidos y los procesos intrapsíquicos. Es a través del intérprete -que realiza la representación de la obra en un espacio exterior- donde surge la interacción entre el espacio físico y el espacio sonoro contenido en la partitura. Por otra parte la música se desarrolla a lo largo del tiempo y este movimiento dibuja un espacio sonoro propio, que es percibido de forma independiente. La escucha del oyente finalmente da sentido al movimiento sonoro.